Así trabajan las personas que nos cuidan en las playas
José Luis Hernández Oliva dio un giro radical a su vida cuando descubrió el socorrismo hace 16 años. El trabajo de cuidados en las playas tiene como foco la prevención y cuando no es posible son fundamentales las labores de primeros auxilios y de salvamento. Sin embargo, estos no son los únicos cuidados: el baño asistido a personas con discapacidad o la búsqueda de niños perdidos también están en la lista de tareas de las personas que cuidan en la playa.
"Me encanta el socorrismo y creo que al que le gusta esto es por el acto de servir a las personas. Seré socorrista hasta que me jubile, es mi forma de vida”. José Luis Hernández Oliva es el coordinador de playas de Cruz Roja de Guardamar del Segura (Alicante). En 2005 atravesaba una época vital confusa y decidió apuntarse como voluntario para hacer la temporada de playas. El primer año se enfrentó a un rescate muy complicado: una niña y un niño de 4 y 5 años. Al niño lo salvaron, la niña falleció. “Ese día fue una conversión para mí, mi vocación cambió y no he dejado la playa de Guardamar desde entonces. Aquello me enganchó de una manera que no esperaba. Yo trabajaba en una empresa muy potente de calzado y lo dejé todo. Además de la playa, hago formación en colegios de primeros auxilios y llevo 15 años como profesor de natación de niños porque los niños de ese rescate no sabían nadar”.
La principal labor de Cruz Roja en las playas es la prevención: anticiparse a los problemas que puedan surgir. También realizan primeros auxilios, operaciones de salvamento y baño asistido a personas con discapacidad. La bandera que indica el estado de la mar es una medida de prevención, también indicar a los bañistas dónde están los canales de corrientes o los mensajes por megafonía que te recuerdan que tengas cuidado con el sol –hay personas que llegan a tener quemaduras de segundo grado– o que te hidrates para evitar lipotimias o golpes de calor bebiendo agua en cantidad y con regularidad.
Cruz Roja lleva más de seis décadas en las playas españolas y este verano está presente en más de 230 playas con 2.000 profesionales. La temporada pasada realizó más de 44.000 atenciones, de las que 31.000 fueron asistencias sanitarias. En las playas de Guardamar del Segura José Luis coordina un equipo de 65 trabajadores. Antes de la pandemia, cuando la afluencia a las playas era mayor, podían pasar por allí unas 150.000 personas durante un fin de semana.
“Seré socorrista hasta que me jubile, es mi forma de vida”, José Luis, coordinador de playas.
Los rescates
Durante la temporada pasada Cruz Roja rescató a 1.600 personas en las playas españolas. Como explica José Luis, cada playa es distinta y por eso hay que conocerlas para saber cuáles son sus características y peligros. “Nosotros tenemos una playa complicada por los canales de corrientes de resaca y haces muchísimos rescates”, apunta José Luis. “Tú ves que el mar está tranquilo, hay bandera roja, pero te metes en el agua y estas corrientes arrastran a las personas hacia dentro”.
El equipo de José Luis ha reanimado a unas 40 personas en parada cardiorespiratoria. Hace nada volvió a suceder: salvaron a una mujer después de estar 30 minutos en parada. Afortunadamente a la mujer no le quedaron secuelas y pudo volver a la playa para darles las gracias y decirles que había vuelto a nacer. “Fue super emotivo, super bonito, recuperar a una persona en parada es la mayor satisfacción, no hay mejor recompensa”, dice José Luis emocionado. En las playas de Guardamar del Segura tienen una media de cuatro fallecidos al año en el mar. Para facilitar la prevención y el rescate, Miguel Ángel Sánchez Arrocha, responsable del programa de Playas de Cruz Roja, cuenta que este año Cruz Roja dispone de un dron. Tiene cámara de vídeo que ofrece información en tiempo real y sonido para alertar a personas que estén cometiendo una imprudencia.
La pandemia ha afectado directamente al trabajo que realizan José Luis y su equipo. Ellos no son los responsables de alertar a las personas sobre las normas covid –hay personal específico de la Generalitat– pero sí que han intentado reducir el contacto al mínimo. Así, por ejemplo, si alguien necesita que se le aplique una pomada, se la dan en un dispensador para que se la ponga. Aunque en el mundo del socorrismo las autocuras o autocuidados no son muy factibles. “Menos mal que nos han vacunado a todos antes de empezar la temporada porque imagina la distancia en un rescate, es que es imposible, no puedes evitar el contacto. Imagina también si tengo que hacer una transferencia de una persona con discapacidad de su silla de ruedas a la silla anfibia para que pueda bañarse”, cuenta José Luis.
“Recuperar a una persona en parada es la mayor satisfacción, no hay mejor recompensa”, José Luis, coordinador de playas.
Discapacidad: baño adaptado y playas accesibles
De las 44.000 atenciones que realizó Cruz Roja la temporada pasada, 9.500 fueron sociales: actividades como el baño adaptado para personas con discapacidad. Este año Cruz Roja ofrece el servicio de baño asistido en 57 playas de 33 municipios españoles.
Miguel Ángel define el baño asistido –requiere cita previa– como uno de los productos estrella de Cruz Roja, ya que posibilita que las personas con discapacidad puedan bañarse con ayuda de tecnología de asistencia como sillas anfibias, muletas acuáticas o andadores adaptados a la arena. Hay además zonas de sombra habilitadas para estas personas y personal especializado de Cruz Roja para atenderlas. En algunas de las playas Cruz Roja ofrece también un servicio de traslado a las personas con discapacidad desde sus hogares. “Lo más habitual en nuestras playas son las personas con distintos tipos de discapacidad que vienen a diario. Es una labor que hay que tener muy presente porque si no los estamos privando de algo tan bonito como darse un baño”, cuenta José Luis. Las personas con discapacidad son reivindicativas y exigentes con sus derechos, dice José Luis. “Y así es como debe ser, sin la fuerza que hacen no se conseguirían ni la mitad de las cosas. Si no fuera por ellos habría muchas cosas que no veríamos, te lo tienen que decir, que explicar. Te dicen que el aseo no está adaptado y tú le dices que sí que lo está. Entonces te dicen que tal y como está distribuido no pueden usarlo solos y necesitan que entre alguien con ellos para ayudarlos… Lo ideal es alguien que te explica y alguien con ganas de escuchar y atender”.
La playa de Guardamar del Segura es accesible, tiene bandera azul, pero esto no garantiza que las personas con discapacidad puedan bañarse. Una playa puede ser accesible pero, como sucede en Guardamar, no es posible que los pasamanos lleguen hasta la orilla porque las subidas y bajadas del mar se lo acabarían llevando, por ejemplo. Como apunta José Luis, por muy accesible que sea una playa siempre hay un momento en que por ti mismo ya no puedes avanzar más. Por tanto, sin baño asistido la playa no es del todo accesible.
El año pasado Cruz Roja atendió a 546 menores que se extraviaron en las playas. O como matiza José Luis: “No se pierden los niños, son los padres los que los pierden de vista”. Cruz Roja tiene unas pulseras identificativas para los niños por si se pierden y además utilizan la megafonía por si el niño extraviado no lleva esta pulsera. Lo habitual es que el reencuentro familiar se produzca pronto, pero es importante que los niños sepan que si se pierden o si sucede cualquier cosa lo primero es dirigirse a un socorrista. Un consejo válido también para adultos: no estamos solos, las personas cuidadoras de las playas están ahí para nosotros.