Chico ayuda con la compra

Más de dos millones de personas se hicieron voluntarias durante la pandemia

Según la Plataforma del Voluntariado de España, en nuestro país hay 2,7 millones de voluntarios. Algunos toman esta decisión cuando llegan a cierta edad y disponen de más tiempo, pero también hay quienes compatibilizan su vida laboral, familiar y personal con un voluntariado. Colaborar en una organización o asociación, poner su conocimiento al servicio de un colectivo, dedicar unos días o meses al año a un proyecto concreto, hacerlo en el barrio donde vives o al otro lado del planeta… Hay muchas formas de ser voluntario, pero si algo tienen en común todas ellas son las ganas de aportar lo mejor que pueden dar.

Crecimiento del voluntariado durante la pandemia

Según el Observatorio de la Plataforma del Voluntariado de España, el año 2019 había 2,7 millones de personas voluntarias, un 6,7% más que el año anterior. El último estudio del Observatorio del Voluntariado revela que durante los peores meses de la pandemia esta cifra se multiplicó. Más de 2 millones de personas que nunca habían hecho voluntariado realizaron algún tipo de acción solidaria y ocho de cada diez que ya lo hacían han reforzado su compromiso.

Han sido muchas las personas que, durante el confinamiento, han colaborado de muy diversas maneras como voluntarias en programas que han atendido las necesidades ya existentes de muchas personas y aquellas que la pandemia ha generado. El espíritu del voluntariado ha estado en muchas iniciativas locales que surgieron en barrios y localidades de todo el país. Pero también hemos visto una respuesta masiva a la petición de voluntariado para reforzar, ampliar o poner en marcha proyectos de organizaciones sin ánimo de lucro y asociaciones de pacientes que atienden a millones de personas que necesitan cuidados especiales.

La prohibición de salir de sus hogares era para muchas personas mayores o pacientes crónicos una medida dirigida a protegerles, pero que agravaba también la situación de soledad o necesidad de atención en la que vivían. Sin poder tener contacto con sus seres queridos, muchas personas mayores encontraron la compañía y el tiempo para hablar que necesitaban en llamadas telefónicas de voluntarios que no conocían. Aquellos pacientes crónicos en situación de especial vulnerabilidad contaron en muchos casos con una mano amiga, desconocida hasta entonces, que les hizo la compra o llevó a su casa la medicación que no podían salir a recoger.

Son muchos los cuidados que han ejercido los millones de voluntarios y voluntarias, tanto quienes ya ejercían esta labor como los que tomaron la decisión de serlo a raíz de la pandemia. Estos son algunos ejemplos de esa marea solidaria que hemos vivido.

App de cruz roja

Cruz Roja RESPONDE. Voluntariado actuando en la pandemia

Cuando comenzó la pandemia, Cruz Roja hizo un llamamiento para pedir el apoyo de personas voluntarias.

Necesitaban reformar sus programas y poner en marcha acciones nuevas dirigidas a paliar las consecuencias de la COVID-19. Más de 50.000 personas respondieron a ese llamamiento para convertirse en parte del voluntariado del Plan Cruz Roja RESPONDE que desde abril ha desarrollado diferentes acciones vinculadas con servicios de atención sanitaria, dispensación de bienes de primera necesidad, entrega de medicación a domicilio, atención telefónica, información para la prevención y el cuidado de la salud y atención de hoteles y hostales para personas en situación de exclusión social. Gran parte de esas personas, alrededor de 35.000, era la primera experiencia de voluntariado que tenían.

 

“La pandemia ha puesto de manifiesto que la solidaridad de la población en nuestro país es muy alta. La gente no ha mirado hacia otro lado”.

Jesús Hernandez de Cruz Roja

“Hay muchas personas que han hecho voluntariado online o adaptado a sus circunstancias, pero lo han hecho”, nos cuenta Juan Jesús Hernández, médico del Departamento de Salud de Cruz Roja España. Añade que al comienzo era un perfil más sanitario el que se acercaba a ofrecerse como voluntario. “Parecía que los profesionales sanitarios se veían más interpelados, pero luego eso fue cambiando”.

Como dice Juan Jesús, a la emergencia sanitaria le siguió la emergencia social y la emocional. Lo urgente dejó de ser el traslado de enfermos y pasó a ser el asegurar lo más básico y acompañar en el proceso psicológico y de duelo que se estaba viviendo.

“Vimos un pico en la demanda de atención a salud mental y en la necesidad de apoyo emocional, ese cuidado que no todo el mundo tiene cercano”.

El aumento de voluntariado durante esos primeros meses de pandemia permitió que el servicio de atención telefónica para personas mayores que viven solas pudiese llegar a muchas más personas. Se formó a quienes se incorporaban a este servicio y se habilitaron sistemas para que pudiesen realizar las llamadas desde sus propias casas durante el confinamiento. Juan Jesús nos recuerda que ya antes de la pandemia había muchas personas, y no solo mayores, que vivían una soledad no deseada.

Chica de cruz roja coge el teléfono

© Foto: Cruz Roja

“La presencia tanto a través de una llamada telefónica o en el propio domicilio cuando las circunstancias han permitido hacerlo de nuevo, contribuye a paliar la soledad y también facilita la posibilidad de acceder a un recurso que puedan necesitar y detectemos ahí. Escuchar la misma voz y establecer una relación de confianza supone un valor fundamental del voluntariado en materia de cuidados.”

Chicos en la farmacia

© Foto: Cruz Roja

Otro de los servicios que el equipo de voluntariado de Cruz Roja ha realizado durante el confinamiento ha sido la recogida y entrega de medicación de personas mayores con dificultad de movilidad, con patologías crónicas graves o que, por alguna otra circunstancia no podían ir hasta la farmacia.“Este servicio lo hemos desarrollado sobre todo en el ámbito urbano”, nos aclara Juan Jesús. “En el área rural hemos tenido menos demanda, allí los profesionales farmacéuticos han sido muy proactivos y era habitual que llevasen la medicación a las casas de las personas que no podían ir a recogerla”.

Chica Cruz Roja

Voluntariado para cuidar a los voluntarios y voluntarias

Si algo han tenido claro en Cruz Roja durante esta pandemia es que al voluntariado que cuida, también hay que cuidarlo. Muchas personas se han acercado al voluntariado por primera vez y ha sido también la primera vez que han visto tan de cerca la realidad de muchas personas que enfrentan grandes dificultades.

 

“Enseguida vimos que había que cuidar y apoyar al equipo de voluntariado. Hemos vivido situaciones muy duras y necesitaban una ventana para poder hablar también”.

Beatriz Ortega es psicóloga y también es voluntaria de Cruz Roja en La Rioja. Ella ha sido una de las personas a las que muchos voluntarios y voluntarias han encontrado al otro lado del teléfono. Recoger sus historias, sus preocupaciones y sus miedos, o acompañar y ayudar a gestionar el proceso emocional que estaban viviendo, ha sido una labor fundamental dentro del programa RESPONDE.

 

Fundación ANAED. Voluntariado para cuidar y prevenir la depresión

Según la última Encuesta Nacional de Salud llevada a cabo en España en 2017, un 6,7% de la población, lo que equivaldría a 3 millones de personas, tendrían un diagnóstico de depresión en nuestro país. Sin embargo, la cifra podría incluso ser mayor si tenemos en cuenta que solo el 58% de las personas con depresión buscan ayuda en los servicios sanitarios de salud, tal como recoge el Libro Blanco de Depresión y Suicidio 2020.

La Fundación ANAED (Asistencia Nacional para la Ayuda al Enfermo de Depresión) trabaja en España desde 1984 en la prevención, tratamiento y ayuda a personas enfermas de depresión y a sus familiares.

“No estamos notando un gran aumento de pacientes, lo que sí notamos es que la gente está contenida”, nos dice José Ramón Pagés, Coordinador nacional de la Fundación ANAED. Cree que, al igual que está sucediendo con otras enfermedades distintas a la COVID-19, hay personas que están esperando que termine la pandemia para acudir a un especialista.

“Ahora no vemos el shock post-traumático. Hay muchas personas que están mal, pero están postergando la búsqueda de ayuda porque hay otras necesidades más inminentes, como por ejemplo conseguir comida”.

Chica deprimida

Cuidar al cuidador en una depresión

Uno de los aspectos que más importancia tiene en el trabajo de la Fundación ANAED es el apoyo a los familiares de pacientes con depresión.

“La parte de los familiares es fundamental porque no existe un servicio público que aborde esto. En un proceso como este es necesario que los familiares aprendan qué es la depresión y acepten esta enfermedad.”

La Fundación tiene una red de psicólogos que atienden y dan terapia, pero también hacen una labor de voluntariado. No solo están disponibles para quienes padecen la depresión, también lo están para los familiares. Muchas veces, aunque quien padece la depresión no quiera ir, animan a los familiares a asistir a las sesiones de terapia para poder informarles y enseñarles herramientas que puedan poner en práctica ellos mismos en casa con la persona que padece depresión.

 

“No hay dos depresiones iguales. Tenemos que enseñar herramientas adaptadas a cada caso. Dependiendo de dónde viven o cuál es su relación de parentesco, les entrenamos, les damos información, les facilitamos guías e indicaciones sobre el peligro del suicidio. La familia puede aprender los mecanismos de alerta”.

Como en tantos otros procesos de enfermedad, en la depresión también resulta fundamental cuidar al cuidador. “En cuanto vemos que el cuidador está mal le damos pautas para que se cuide porque si no, acabará por vivir también una depresión.”

“No hay dos depresiones iguales. Tenemos que enseñar herramientas adaptadas a cada caso”.

José Ramón opina que, para un familiar o cuidador, lidiar en casa con la depresión es muy complicado porque no cuentas con la colaboración de quien la padece. “La depresión es un túnel tan oscuro que muchas veces te quieres olvidar. Y, o te olvidas, o te decides a ayudar a otros. Yo he pasado una depresión y estoy aquí, ayudando como voluntario. Quienes hemos pasado por ella y ayudamos evitamos también muchas veces volver a caer en ello.”

Voluntariado para educar y prevenir la depresión con jóvenes

Otro de los servicios que llevan a cabo personas voluntarias en la Fundación ANAED son los talleres de prevención y sensibilización en colegios e institutos. Según datos del Barómetro Juvenil 2019 de Salud y Bienestar de la FAD, 4 de cada 10 jóvenes declaran haber tenido un problema de salud mental, siendo una depresión en el 39% de los casos.

Llegar a la población más joven para informar sobre cómo reconocer la depresión, cómo actuar y qué recursos hay disponibles, es parte de la labor del equipo de voluntariado.

“Igual esos chavales no tienen depresión, pero puede tenerla su madre, su hermano, su amiga… Queremos llegar a las nuevas generaciones para que sepan que la depresión es una enfermedad que tenemos que normalizar.”

Chicos en un aula

Fruto de esta labor, la Fundación ANAED ha creado el cortometraje “Saber que se puede” dirigido a jóvenes y adolescentes.

CESIDA

CESIDA. Voluntariado junto a enfermos de VIH-Sida

El pasado 1 de diciembre se celebró el Día Mundial del Sida. Esta fecha, que se estableció en 1988 por Naciones Unidas, fue el primer día dedicado a la salud en todo el mundo.

Para CESIDA, la Coordinadora estatal de VIH-Sida, este día es todos los días. Formada por 76 entidades y 120 organizaciones de toda España, es mucho el trabajo de voluntariado que necesitan para llevar a cabo las labores en los distintos servicios que ofrecen: prevención, diagnóstico precoz, banco de alimentos, formación, charlas, grupos de autoayuda y programas de atención directa.

Como dice Ramón Espacio, presidente de CESIDA, el impacto de la COVID-19 hizo necesaria la puesta en marcha de programas para paliar las necesidades básicas de poblaciones vulnerables que se quedaron en situación de emergencia durante los primeros meses de confinamiento. “Colectivos que, ya de por sí, estaban en una situación difícil”, recuerda Ramón.

Durante los primeros meses de la pandemia fue notorio el aumento de personas que querían apoyar como voluntarias. Incluso personas usuarias de las entidades que estaban en situación de poder hacerlo se ofrecieron a ayudar.”

Voluntarios que facilitan una medicación imprescindible

La indicación era clara: “Quédate en casa”. Su objetivo era proteger a todas las personas de la posibilidad de un contagio. Sin embargo, para el millón de personas en España que, según los datos de la Sociedad de Farmacia Hospitalaria, necesitan acudir a un hospital a recoger la medicación para su tratamiento, también era una dificultad.

Las personas con VIH no pueden recoger su medicación en la farmacia más cercana a su casa. Deben hacerlo en la farmacia del hospital y no siempre son lugares cercanos, por lo que las restricciones de movilidad y el riesgo de acudir a un hospital durante los meses en los que había más riesgo de contagio fueron causa de estrés y preocupación para muchas personas.

“Nos encontrábamos con distintas situaciones. Personas mayores, con problemas de movilidad o afectadas por la COVID-19. No podían desplazarse para recoger su medicación, pero era necesario que no interrumpieran su tratamiento”.

“Conseguimos que personas voluntarias y entidades, de forma coordinada, se desplazaran a la farmacia hospitalaria con una autorización de la persona usuaria y se le hacía llegar a su casa o se le enviaba por mensajería”.

Otra de las situaciones que se encontraron fue la de aquellas personas que se quedaron atrapadas en algún país del extranjero, sin poder regresar y sin medicación para continuar con su tratamiento. También el caso contrario, personas de otros países que vivían esta misma situación atrapadas en España.

“Se articularon mecanismos para hacerles llegar su medicación en los países donde estaban, o personas extranjeras con VIH que se quedaron bloqueadas en nuestro país pudimos, en colaboración con los servicios hospitalarios, facilitar su tratamiento para que no tuvieran que interrumpirlo.”

Una interrupción del tratamiento puede hacer que el virus pueda replicarse y tiene consecuencias no solo físicas sino también psicológicas, además del impacto en la posible transmisión. Por eso, la labor de todo el voluntariado que colaboró durante esos meses ha contribuido no solo a cuidar de la salud de todas las personas con VIH, sino de la sociedad en su conjunto.

“Esta pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad que tenemos como sistema. En los primeros meses fue esencial la colaboración de todas las personas que voluntariamente se volcaron para ayudar y contribuir al cuidado de las personas que estaban en situación más vulnerable. El Tercer Sector y el voluntariado han sostenido las necesidades más básicas, y la solidaridad y el apoyo entre iguales ha sido básico para que las consecuencias no hayan sido más dramáticas de lo que han sido.”

Hazte voluntario o voluntaria

Si tú también tienes algo que puedes ofrecer y compartir no te lo pienses, hazte voluntario o voluntaria. Muchas organizaciones sin ánimo de lucro y asociaciones de pacientes tienen programas de voluntariado. Consulta con aquella cuya labor te haga sentirte más identificado y pregunta por los programas de voluntariado que ofrecen.

También puedes buscar información en Voluncloud, la App de la Plataforma de Voluntariado que te ofrece información sobre entidades que buscan personas voluntarias.

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EM-49669 | Diciembre, 2020.

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¿Qué cuidados necesitan las personas mayores LGTBIQ+?

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