"Tuve cáncer de mama. Tatuarme fue la guinda del pastel de mi recuperación"

Manos chocando

"Tuve cáncer de mama. Tatuarme fue la guinda del pastel de mi recuperación"

En las citas con cualquiera de los tatuadores que forman parte del colectivo Tatuaje Solidario Cáncer de Mama la duda no está entre un diseño tribal, una letra oriental o la cara de algún personaje conocido. Aquí ese punto está claro: un pezón y la areola. Quienes se tumban en la camilla son mujeres que han vivido un cáncer de mama, han perdido el pecho y han pasado por una operación de reconstrucción. Pero como dice Estefanía, para cerrar el proceso y sentir que ha terminado, falta algo. No se trata de estética, hablamos de cuidados y de salud emocional.

Jero y Estefanía

“La guinda del pastel”

Estefanía dice que tumbarse aquella tarde en el estudio de tatuaje fue “la guinda del pastel”. Un tatuaje que culminaba un recorrido personal que empezó en 2007 cuando, con 33 años, le diagnosticaron cáncer de mama bilateral. “Uno de los feos”, reafirma. Después del proceso de quimioterapia y radioterapia, una nueva biopsia y las pruebas posteriores confirmaron además una propensión al cáncer ginecológico. “Soy portadora de un gen que hace que tenga más riesgo de sufrir cáncer de mama y ovario. Así que tomé una de las decisiones más duras de mi vida: quitarme los pechos”.

En 2011 se sometió a una mastectomía doble. Un año después llegó la reconstrucción. “Tienes de nuevo una masa, pero no está completo.” El sistema público de salud facilita la posibilidad de someterse a una sesión de micropigmentación en la que se vuelve a dibujar el pezón y la areola. Pero son pocos los hospitales que cuentan con este servicio y larga la lista de espera para acceder a una cita.

Estefanía esperó su turno y se hizo la micropigmentación. “El problema de esa técnica es que la tinta se va borrando y tienes que volver cada dos años para que te lo repasen. Es como no terminar nunca”.

Jero es tatuador profesional. Un artista de la tinta. Retratos, símbolos que tienen un significado especial, el nombre de la persona más querida, constelaciones, mapas… ha llenado cuerpos enteros de mensajes grabados con su aguja. Lo que nunca había imaginado era tatuar un pezón.

“Cada historia es especial por algo y todas las historias son diferentes. Distintos tipos de cáncer y de vivencia.” Jero, Tatuaje Solidario.

 

En 2016 una chica a la que tatuaba en su estudio le contó el caso de una amiga a la que habían operado y reconstruido el pecho después de un cáncer de mama. Como Estefanía, esperaba su turno para la micropigmentación. Aquello le picó la curiosidad, empezó a investigar y a descubrir a otros profesionales como él que ya realizaban este tipo de tatuajes con tintas permanentes. La ventaja de lo que ellos podían ofrecer frente a la micropigmentación era tatuar de manera definitiva: adiós a los repasos cada dos años.

Ipad con mapa de tatuajes solidarios

Tatuaje Solidario: tinta que cuida y que cura

Así es como surgió Tatuaje Solidario Cáncer de Mama, una red de más de 50 estudios distribuidos por toda España que realizan estos tatuajes de manera altruista y gratuita a mujeres que han sobrevivido al cáncer de mama. En sus redes sociales están los datos de contacto de todos ellos. Prácticamente todas las provincias tienen alguno que, de manera periódica, pone su tiempo, su arte y el coste de los materiales para tatuar a mujeres que llegan a ellos a través de las redes sociales o siguiendo la pista que sus propios oncólogos y oncólogas les han dado en la consulta. El boca a boca, online y offline, es la clave.

Dicen los tatuadores que siempre se crea un vínculo con la persona a la que tatúas, pero que en estos casos es algo más intenso aún. “Pasar tiempo con una persona a quien estás marcando su piel para toda su vida supone un intercambio de energía, de historia. Estas mujeres comparten contigo todo lo que han vivido mientras están en la camilla. Cada historia es especial por algo. Para ellas ese tatuaje es lo más importante del mundo”.

Mujer leyendo revista

Mujer leyendo revista

“A nivel físico no es fundamental, pero psicológicamente es el cierre. Estos tatuajes son un cuidado físico, estético y emocional”. Estefanía

El trabajo de esta red solidaria de tatuadores es parte del proceso de cuidado y recuperación de estas mujeres. No solo por el efecto físico, también por el psicológico. “Hay una parte muy importante de salud mental en el tatuaje. Tú todos los días te ves el pecho y recuerdas lo que has pasado. Verlo finalizado es el cierre de capítulo. Esta es una manera física de terminar y una manera de cuidarte psicológicamente”.

Estefanía es una persona muy activa en internet. El día antes de someterse a la mastectomía, y mientras esperaba en el hospital a que la preparasen para el preoperatorio, abrió un blog. “Me contactaba mucha gente preguntándome cómo estaba, así que decidí compartirlo así, en una especie de diario online”. Desde entonces, las entradas se fueron sucediendo. Gente conocida y desconocida contactaba con ella, comentaban, conversaban e intercambiaban experiencias. Por eso, cuando descubrió en redes sociales la iniciativa de Tatuaje Solidario Cáncer de Mama y contactó con ellos, decidió que tenía que contarlo y compartir su experiencia. Que otras mujeres como ella supiesen que existe este colectivo repartido por todo el país y que viesen las fotos de sus pechos con el antes y el después. “Si tienes una amiga, una prima, una vecina, cuéntaselo. Hay que compartir la experiencia, que se sepa”.

Según la Sociedad Española de Oncología Médica, 1 de cada 8 mujeres en España tendrá un cáncer de mama en algún momento de su vida. La detección precoz es fundamental para mejorar el pronóstico. La Asociación Española Contra el Cáncer recuerda la importancia de realizar mamografías de manera periódica, autoexploraciones, mantener hábitos de vida saludables y acudir a revisiones médicas.

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