“El objetivo es crear un vínculo de calidad y duradero.” José A. Palacios, Fundación Grandes Amigos
La madre de Blanca murió siendo ella una niña y fueron unos tíos suyos quienes se encargaron de cuidarla siendo tan solo un bebé. Con 28 años, Blanca llegó a Madrid desde su pueblo en Asturias a vivir con otra tía suya a la que cuidó hasta que se casó. Después, fue su padre el que se vino a vivir con ella cuando empezó a no poder valerse por sí mismo. Y hasta hace unos años, también cuidó de su marido. “Tengo dos sobrinos por parte de mi marido y otra sobrina de mi hermano. Me llaman y vienen a verme de vez en cuando", explica Blanca. A ellos se suman las visitas de antiguas vecinas y ahora, su cita semanal con Marta, a la que ha conocido a través del programa de voluntariado de la Fundación Grandes Amigos a través de Cuidopía.
“Yo estoy acostumbrada también a estar sola. Pero si tengo visitas, pues mucho mejor”. Blanca ha sido siempre una mujer activa e independiente. Disfrutaba de coger un autobús al centro de la ciudad ella sola, pasear, merendar en alguna pastelería y volver al final de la tarde a casa. También le ha gustado mucho siempre la costura y la lectura. “Cosía sin gafas y enhebraba la aguja que se quedaban admirados de verme. Pero con la catarata empezó a oscurecérseme todo. Y al momento que me la quitaron veía muy bien, pero luego ya para atrás, para atrás… y ahora ya no puedo leer nada sin las gafas”.
Pasear sola, leer o coser - actividades con las que ha disfrutado siempre-, ya no pueden ser ocupaciones del día a día para ella. Por eso, contar con la visita semanal de Marta y saber que hay un rato de conversación por delante es algo que la mantiene ilusionada. “Cuando sé que viene, me alegro. Y empezamos a hablar y a hablar y no me doy cuenta de que tiene que irse. Ya le digo que cuando sea la hora, que me diga que tiene que irse”, explica Blanca con una sonrisa.
“A mí me cuidan mucho mis padres y me cuidan mis amigos. Y Blanca y yo nos cuidamos mutuamente ahora también”. Marta, voluntaria que acompaña a Blanca.
Vivir solo no es sinónimo de soledad no deseada
Blanca repasa algunas de las ilustraciones de ‘Dominga habla sola’ con Marta. “Dominga vive sola, ¡como yo!”, exclama divertida Blanca. Marta no puede evitar señalarle el parecido físico entre ella y el personaje, lo que desata por un momento las risas de Blanca.
Como Blanca, más de 2 millones de personas mayores viven solas en nuestro país y cerca de 380.000 lo hacen en residencias. Vivir solo no es sinónimo de sentirse solo, pero sí supone un factor de riesgo de soledad no deseada cuando aparece en combinación con otros como las enfermedades crónicas, la movilidad reducida, una escasa red familiar y vecinal, una vivienda no accesible o una baja pensión. El personaje ilustrado de ‘Dominga habla sola’, que presenta la campaña ‘Un verano con Dominga’ para luchar contra la soledad no deseada de los mayores, recuerda en una sus viñetas durante una conversación con su amiga Alpargata que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ya ha manifestado que la soledad es considerada como un problema de salud pública.
Tal como explica la ‘Guía práctica para detectar y prevenir la soledad de las personas mayores’ editada por la Fundación Grandes Amigos, las causas de la soledad no deseada son tan variadas como frecuentes. El fallecimiento de un ser querido, una enfermedad, ser responsable del cuidado de un familiar, un hijo que deja el hogar, cambiarse de barrio o la ausencia de un proyecto vital o de red social al llegar el momento de la jubilación, pueden ser el origen de una situación de soledad no deseada. José Ángel Palacios, coordinador de Comunicación de la Fundación Grandes Amigos, recuerda que “las personas mayores son muy diversas y, por tanto, hay muchos tipos de soledad”.
Voluntariado y una red social para paliar la soledad no deseada
La Fundación Grandes Amigos trabaja desde 2003 acompañando a mayores en riesgo o situación de soledad no deseada con el objetivo de contribuir a que puedan envejecer con salud, bienestar y dignidad. Su objetivo es mejorar el bienestar de las personas tejiendo redes sociales. Y el voluntariado aquí juega un papel esencial.
Cuidopía, un programa social comprometido con el valor de los cuidados, ha establecido una colaboración de un año para fomentar el programa de voluntariado de Grandes Amigos de acompañamiento a personas que viven solas, y que se traducirá en 35.000 horas de acompañamiento afectivo a 400 personas mayores. Blanca y Marta son el ejemplo perfecto para entender qué significa y qué impacto tiene esta experiencia en la vida tanto de las personas mayores como de las voluntarias.
Muchas veces son los servicios sociales quienes, como en el caso de Blanca, se ponen en contacto con organizaciones como Grandes Amigos si en sus intervenciones detectan que una persona mayor puede estar en riesgo de soledad no deseada. En otras ocasiones, son las propias personas mayores quienes se acercan directamente en busca de alguna persona afín y de una red social con quien compartir parte de su tiempo. Tanto las personas mayores como quienes se acercan interesados por la labor de voluntariado, pasan por un proceso previo de entrevista donde el personal de Grandes Amigos pueda conocer mejor cómo es la persona, qué gustos y aficiones tiene, cuál es su historia de vida y qué expectativas tiene de este acompañamiento.
“En la medida de lo posible intentamos unir a personas que vivan en un entorno cercano y con afinidades comunes. El objetivo es crear un vínculo de calidad y duradero”, apunta José Ángel. El voluntariado de acompañamiento presencial no es el único al que se puede acceder a través de Grandes Amigos u otras entidades similares. Existen diferentes programas en función de las circunstancias personales y de la disponibilidad de tiempo de quienes quieren participar.
- Acompañamiento presencial. Establecer una relación de amistad con una persona mayor en su casa o en la residencia.
- Acompañamiento telefónico. Apoyo afectivo a distancia para conversar y ofrecer compañía a través de llamadas, videollamadas e, incluso, intercambio de cartas.
- Acompañamientos puntuales. Acompañamiento a citas médicas o resolución de gestiones a personas mayores o con movilidad reducida.
- Socialización. Actividades de ocio intergeneracional en grupo para ampliar el grupo de amistades con encuentros en el barrio, actividades culturales, talleres o programas vacacionales.
Vivir todo lo que aporta una amistad intergeneracional ha sido un regalo para Blanca y Marta. No solo han descubierto lo que les gusta disfrutar juntas de una merienda con casadielles, o de su afición común por las películas del Oeste, sino que su amistad es también una red de cuidados mutuos que han establecido la una con la otra.
Si quieres conocer la historia completa de Blanca y Marta, ver las ilustraciones de ‘Dominga habla sola’ sobre la soledad no deseada en nuestras redes de Facebook e Instagram, o consultar consejos y materiales sobre cuidados dirigidos a las personas mayores, no te pierdas “Un verano con Dominga”.