Nos inspiran

En el hotel El Sueño del Infante hay un cartel de establecimiento hostelero, una recepción, un restaurante con cafetería y el objetivo común de cualquier empresa: dar el mejor servicio y cuidar a sus clientes. Pero, además, este hotel marca la diferencia por el perfil de sus empleados. El 90% de la plantilla está compuesta por personas con trastorno mental grave que han recibido una formación laboral para, sin dejar de ser pacientes, convertirse también en profesionales del turismo y la hostelería.
Saray tiene 17 años y una vocación: cuidar. Como ella, cerca de 150 personas han podido acceder a una beca Cuidopía para obtener un Certificado de Profesionalidad que les permita acceder a un empleo en empresas e instituciones dedicadas al cuidado de personas mayores o dependientes. Además de una oportunidad laboral, tanto Saray como sus compañeras y compañeros tienen clara una cosa: formarse en cuidados no es solo una cuestión profesional, es un aprendizaje valioso para su vida personal y social.
El papel de las y los guías en el deporte paralímpico va mucho más allá de lo estrictamente deportivo: se convierten en un acompañante permanente de los deportistas y les ayudan en todo lo que necesitan, antes y después del entrenamiento o la competición. De esa interacción y cuidado constantes, y de la búsqueda por la coordinación perfecta, acaba surgiendo un vínculo invisible que trasciende al deporte y que también es clave para el cuidado de la salud emocional de los y las deportistas.
José Luis Hernández Oliva dio un giro radical a su vida cuando descubrió el socorrismo hace 16 años. El trabajo de cuidados en las playas tiene como foco la prevención y cuando no es posible son fundamentales las labores de primeros auxilios y de salvamento. Sin embargo, estos no son los únicos cuidados: el baño asistido a personas con discapacidad o la búsqueda de niños perdidos también están en la lista de tareas de las personas que cuidan en la playa.